La inversión alternativa es, por definición, un tipo de inversión al margen de los activos financieros tradicionales, como los bonos, acciones, papeles comerciales y depósitos, entre otros. En esta categoría podemos incluir la inversión en metales y piedras preciosas, en arte y antigüedades, en activos inmobiliarios y hasta la inversión en vino. La naturaleza de estos productos es diversa, pero comparten una característica que los convierten en una opción cada vez más interesante: su descorrelación de los mercados financieros, es decir, su estabilidad frente a los vaivenes del mercado.
A finales del 2018, las acciones mundiales sufrieron su peor caída trimestral en siete años. En concreto, la inversión en bolsa (según el MSCI World, que agrega más de 160.000 índices) cayó un 13,9% durante el último trimestre de ese año. Es más, las pérdidas cuantificadas en noviembre del 2018 (-7,7%) supusieron el peor rendimiento bursátil registrado desde 1970. La incertidumbre generalizada y el contexto geopolítico actual han disparado la volatilidad y lastrado la rentabilidad de los activos financieros. Otro ejemplo: el VIX, conocido como “índice del miedo”, sobrepasó el pasado 16 de marzo de 2020 los 82 puntos que es, de facto, el récord del histórico. Frente a este panorama de inestabilidad, los inversores recurren a la inversión alternativa para diversificar sus carteras y evitar el riesgo de concentración.


Las características de la inversión alternativa
La inversión en activos no cotizados ha sido tradicionalmente terreno de los inversores institucionales porque:
- Requieren inversiones iniciales de, al menos, 100.000 euros según la Ley 22/2014 que regula las Entidades de Capital Riesgo. Con todo, los principales fondos de inversión alternativa en España suelen situar el ticket mínimo en torno a los 200.000 euros.
- Son inversiones bastante ilíquidas. Frente a gran liquidez de las acciones y de otro tipo de productos financieros, la inversión alternativa es más difícil de transformar en dinero en efectivo. Como dijimos, esta categoría incluye productos muy diversos y algunos son más líquidos que otros, pero, en general, no pueden competir en esto con los bonos y acciones.
- Siguiendo con el punto anterior, suelen ser inversiones a largo plazo que requieren mantener las posiciones por largos periodos de tiempo.
Activos reales y el crowdfunding de inversión
La economía real se asienta sobre activos reales, que son activos físicos, tangibles, que tienen valor por sí mismos. Cuando el inversor apuesta por un activo inmobiliario, por un vehículo o por un lingote de oro, asume que su valor fluctuará, pero en suele ser más estable que los productos financieros. En otras palabras, es más difícil que se produzcan escenarios de descalabro como los de los mercados financieros. Es, por tanto, una inversión más predecible en el tiempo.
El crowdfunding de inversión se articula mediante préstamos o ampliaciones de capital en una sociedad a través de plataformas de financiación colaborativas. En el caso del equity crowdfunding, los usuarios invierten en una empresa no cotizada en su fase inicial a cambio de cierto número de acciones. Estas operaciones no están exentas de riesgo y la rentabilidad de la inversión dependerá del éxito de la compañía.
Esta metodología de inversión ha cobrado importancia en los últimos años con el avance de la digitalización. El inversor de hoy reclama mayor autonomía y acceso a la información, y las plataformas de microfinanciación le aportan las herramientas y la libertad para crear una cartera de inversiones a su medida y sin tener que confiar sus ahorros a un gestor profesional en un fondo de inversión tradicional.
Estas plataformas deben contar con una licencia específica que otorga la autoridad financiera local. En el caso de España, es la Ley 5/2015 la que regula la actividad de las Plataformas de Financiación Participativa (PFP) y es la CNMV la entidad encargada de autorizar y supervisar su actividad.
El crowdfunding de inversión es una herramienta muy reciente que evita uno de los principales escollos que se encontraba el pequeño inversor a la hora de acceder a la inversión alternativa: el ticket mínimo. Si bien antes era necesario contar con un capital mínimo de 100.000 euros para beneficiarse de este tipo de productos, esta solución digital permite invertir desde cantidades mucho menores.


Fundeen, crowdfunding de energías renovables
La inversion en energías renovables se enmarca en la categoría de inversión alternativa en activos reales. Esto es así porque el usuario invierte en una sociedad (no cotizada) que será propietaria de una serie de activos reales (paneles solares y demás equipamiento) que producirán energía. Esta se venderá y, a cambio, el inversor recibirá un dividendo que suele estar en torno al 7%.
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Además de poder participar en un proyecto de renovables y beneficiarse de su rentabilidad desde tan solo 500€ -algo que hasta hace muy poco solo estaba al alcance de los fondos y grandes compañías eléctricas-, Fundeen pone a disposición de los usuarios el Marketplace, que es una herramienta de comunicación entre inversores para permitir la compraventa de acciones de los proyectos. Esta característica viene a aportar liquidez y a recortar los plazos de este tipo de inversión alternativa.
Fundeen es una FinTech que aspira a democratizar la inversión en energías renovables. Más allá de los beneficios que aporta la inversión alternativa en términos de rentabilidad, nuestra misión es impulsar proyectos positivos para el medioambiente y para la sociedad en su conjunto.